~~ a~ignaron,
ha
quedad'o
inconclusa,
y
a.tmse,
ne;ce~i
tarán de cuatro
á
seis mil pesos para se
r acabada.
Tambien
el Exmo.
Sr. Presidente
Jcncral Echeni–
que, conociendo la necesidad
que
una
pobh1cion
cre–
cida tiene de un hospital para refújio de las11ecesidades
humanas, ha asignado una mesada de trescientos trein–
ta
y
cinco$, que unidos
á
otras pequeñas obenciones,,dan
á este
establecüniento,;_ porJ ..
toda ronta, ...
seiscicutos
pe–
sos mensuales, poco masó menos, de los que
deducido
los gastos de empfados; que forzosamente debe ·tener,
apenas alcanza el sobrante para med1cinar cuarenta
6
·cincuenta enfermos;
y
cuando grasan enfermedades en
la variacion de las estaciones, este n(imero se aumenta
c.onciderablemente,
y
algunas veces há pasado de cien–
to treinta:»entonces los miembros de fa Junta ha cen
erogaciones,
y
las piden tambien
á
los vecinos·, p.ara
cubrir el
deficit, lo que hacen con
muchísimo
gusto, no
solamente porque
ti enen
sentimientos de humanidad,
sino porque son patriotas de corazon,
y
desean con el
mayor ·
interes
que
su
pais sea grande
y
honroso ante
las naciones extrajeras, supuesto que sieIHl'o
e~te
el
puerto principal está
á
la vista de todos·
De lo expuesto resulta, que las neces idades, res–
pecto
á
hombres,
está remediada, en cuanto es posible
estarlo,
en
un
establecimiento
que
aun es
pobre, como
se ha manifestado. Pero, Honorables Señores, ¿será
justo
que solamente los hombres disfruten de estas ven–
tajas,
y
que solamente ellos eneuentre"n proteccion en
sus necesidades, excluyendosc al
sexo
débil?
¿No veis
que las mujeres aun son mas desgraciadas que los hom–
bres,
supuesto que sus necesidades son mae apreinian–
tes, como que su debilidad
é
incapacidad para ganar un
jornal las hace mas miserables? Hechad, pues, Respe–
tables Señores, una mirada de compacion sobre estas
desgraciadas
y
tendedles una mano protectora, en con–
cidcracion
á
Jo expuesto eh este
rccur~: o~
como por lo