,.~
rse,
sin
haber
podido hacer
nada eh
prevecho
de
los
desgraciados,.
c1ue
aun
lo
fueron
mas
por
haber
sido
preciso cerrar del todo ese establecimiento, cuyas en–
tradas, c¡ue se habían hecho nu]as, no podian hacer
frente
á
sus
gastos naturales;
pero
esto sucedió despues
de
haberse sostenido por mas de dos años, con eroga–
ciones
c1ue se
acuotaban
entre
los
miembros
de
la Jun–
ta, con las que de ningun modo podrian ellos cargarse,
obligándose
á
continuarlas para
siempre.
Estos esta–
blecimientos pertenecen
á
la Nacion;
á
eHa toca, pues,
sostenerlos
v
protejerlos.,
y
no
á
unos nocos oarticula–
res, que co1ño se
ha
manifestado,
dem~siado
sacrificios
hicieron en obsequio de la humanidad
y
del honor na–
cional. Desde esa fecha en que fué cerrado. han pasado
ya cerca de cuatro años,
y
una pohlacion crecida se
halla privada de tan importante beneficio: causa horror
rnr
á
estas desgraciadas víctimas morir, algunas de
ellas, hasta en las calles públicas, diezmandose así una
gran parte de la poblacion, que es compuesta en su ma–
yor
número de ciudadanos artesanos,
muy
útiles
y
ne–
cesarios, no solo por que todos ellos son padres de
fa–
milia, <1ue es una ventaja
pa1·a
este pais que aun se ha–
lla despoblado,
:·i
no por que sus brazos siempre están
al servicio de la
Na~ion,
ya
empleándolos en las artes
de su profesion,
6
bien destinándolos en los buques de
guerra nacionales. Para estos hombres de trabajo las
enformedadcs son
Yiolen
tas
y
del momento, que no les
dan lugar para trnsportarso
á
la Capital,
y
aun cuando
tuviesen tiempo para efoctuarlo, carecen de recursos
para hacerlo, pues cargados de familia nunca tienen so–
brantes para hacer gastos extrordinarios,
y
apenas su
trabajo les proporciona escasamente la subsistencia
diaria: estas desgracias se evitarian si estuviese abier–
ta para eHos una casa humanitaria. Aun
hay
mas: Jos
extranjeros de todas las naciones que \'isitan este puer-