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Que olvidando su mísera existencia,
Van a cantar, Señora, en tu presencia
Sus bellos himnos de
fervie.u.teamor.
Yo no tengo esa fuerza con que el cielo
La virtud de los justos galardona;
Pero la Iglesia tu alabanza entona,
Te proclama sin mancha orijinal;
I yo, aunque cercada de amarguras
I cubierta de luto funerario,
Quiero hacer que resuene en el santuario
El eco de mi cántico filial.
El eco de mi amor aunque mezclado
Con mis ayes de insólita agonía,
Como se mezclan en el alma mía
Mis goces, mis pesares i mi fé.
.¡Asi se mezclarán! pero i ¡qué importa!
¡Oh! ¿qué importa, Señora, qne mi llanto
Se mezcle silencioso con el canto
Que a tu amor i a tn gloria consagré?
Quiztt un dia.. doliente jilguerillo,
Con el primer albor de la mañana
Pudo ensayar al pié <le tu ventana
Su inarmónica i misera cancion;
Si entonce oíste la sencilla trova
Que el cantor de los bosques ensayaba,
¿
Dcsecharás la voz con que te alaba
Mi enfermo i aflijido corazon?
Ruda, ignorante, ciega, enmudecida,
Yo no acierto a cantar como debiera;
Ni hallo esa voz con que espresar pudiera
Tu gloria ¡oh madre! i mi fer\
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Íente amor.
¡
Perdon Sefí:orá ! el polvo miserable
Subir no alcanza a tan inmensa, altura;
·si quiereH que yo cunte tu hermosura,
Lleva mi alma a la casa del Señor.
Entónces ¡ai ! al ver las maravillas
Que los ojos humanos nunca vie:::on,
Al oir esos cantos que no oyeron
Los cantores del valle t errenal,
Sabré decirte lo que no he podido
En mis cantos de amor i de tristeza,
I cantaré tu gloria i tu belleza
Sin término, ·en la patria celestial.
SILVERIA ESPINOSA DE RENDON
~
:Estados Unidos de Colombia.