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os
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nstrumentos de
la
G
ran
T
ransformación
esta percepción el comportamiento cotidiano de los gobernantes
y población civil de los países del Tercer y Cuarto Mundo. Dicha
teoría afirma que los “países subdesarrollados” no tienen capaci-
dad de ahorro; es decir, no tienen dinero y, por consiguiente, están
obligados a solicitar préstamos para desarrollar cualquier proyecto
de inversión.
Es hora de aclarar falsedades e imponer la verdad.
El dinero tiene varias funciones, pero en lo que nos concierne, en
el Nuevo Contrato de Trabajo, necesitamos al dinero solamente
para que mueva la máquina de una actividad económica tejida de
intercambios en precios expresados en unidades monetarias. Ne-
cesitamos de
avances en dinero
para contratar personal, comprar
bienes intermedios y, así, producir bienes y servicios finales. Una
vez dichos bienes vendidos en sus mercados respectivos, se recu-
pera el dinero avanzado. De esta forma, no hay dinero sin control
en el mercado que pueda crear un proceso inflacionario. Pero, en
este circuito hemos producido bienes y servicios que, en términos
reales, quedarán para beneficio y usufructo de las personas. Hemos
creado riquezas, aparentemente, a partir de la nada.
En realidad, hemos creado riquezas gracias a que se ha puesto en
movimiento a la Fuerza de Trabajo que, hasta ese momento estuvo
ociosa. Es la Fuerza de Trabajo que crea riquezas. Y los países
del Tercer y Cuarto Mundo tienen ingentes cantidades de Fuerza
de Trabajo que se pierden día a día. Más de la mitad de su po-
blación económicamente activa, por ejemplo, está desocupada o
sub-ocupada. Su juventud desorientada se pierde en los vicios. La
experiencia de las personas jubiladas es lanzada al basurero. Es de-
cir, su mejor riqueza, la Fuerza de Trabajo, se desperdicia por esa
idea errónea de que “el dinero lo hace todo”; porque “se requiere
de inversión extranjera” para desarrollar proyectos de inversión,
porque los países atrasados no tienen “capacidad de ahorro”. ¡Qué
mentiras más infames nos han hecho tragar la clase dominante y
sus intelectuales neoliberales!