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L
as
empresas
país
,
instrumento
clave de
la gran
T
ransformación
es orientada al Presupuesto Público vía los impuestos directos e
indirectos. Los montos que son orientados a dicho presupuesto es-
capan totalmente a su poder de decisión. Son los legisladores que
tienen el dominio de esta decisión. Y en un buen número de países,
el monto del presupuesto nacional a partir de las utilidades y de los
salarios alcanza fácilmente el 48% del valor agregado del país, o al
54% como en el caso de Suecia.
En cambio, con las empresas-país, el Producto Bruto Interno (PBI)
será muy cercano o superior al Producto Bruto Nacional (PBN).
Me explico. Se comenta mucho que en los últimos veinte años, el
PBI del Perú ha crecido en forma sostenida y en porcentajes que
superan el 8%. Lo que se esconde es que una parte importante
de ese crecimiento no se queda en el país. Las utilidades de las
multinacionales mineras y agrarias de exportación salen hacia sus
matrices ubicadas en el extranjero. De tal suerte que, el PBI dismi-
nuido de las salidas de utilidades, salarios y otros de los extranjeros
trabajando en el Perú, tendremos un PBN con un crecimiento muy
débil y en algunos casos negativo, como en Chile (Profesores chi-
lenos Orlando Caputo Leiva y Graciela Galarce Villvivencio in
El
Producto Nacional Bruto de Chile tuvo un crecimiento negativo de
3.1% en 2006
).
Entonces, la participación hegemónica de las empresas-país per-
mitirá que la tasa de crecimiento del PBN del Perú alcance o supe-
re al nivel de su PBI. En estas condiciones el crecimiento brindará
un bienestar general y no individualista como es hasta ahora.
Sin lugar a dudas, una actividad económica a Repartición Igua-
litaria tendrá una tasa de crecimiento mucho mayor que la más
optima de las economías a Repartición Individualista. Este hecho
es necesario recordarlo cuando hablemos de la probable tasa de
crecimiento que puede alcanzar la economía para nivelarse en cor-
to tiempo con el crecimiento alcanzado por los “países desarrolla-
dos”.