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La realidad es otra. Para que este principio sea aplicable sería ne-
cesario ajustarse a las hipótesis tomadas en consideración para el
desarrollo matemático. Es decir, competencia perfecta entre todos
los ofertantes y demandantes de trabajo, que los puestos de trabajo
ofertados por cada nivel de salarios sean exactamente iguales, plena
transparencia en la información sobre los puestos de trabajo ofer-
tados… Es decir, todos deberán estar en capacidad de conocer toda
la información sobre la oferta y la demanda de todos los puestos
de trabajo. Y todo esto a nivel mundial. Probablemente que estas
condiciones sucedan en algunas unidades de producción altamente
competitivas a nivel mundial. Pero, a mi corto entender y vivencia,
no conozco ningún mercado de trabajo que se ajuste a estos reque-
rimientos, menos aún que un empresario utilice el criterio de que el
salario de un trabajador debe ser igual a su productividad marginal.
Lo que sí sucede es que el nivel de subsistencia de los obreros de
la parte baja de la escalera está determinado por el nivel de vida de
los campesinos proveedores de bienes alimenticios. Cuanto más
bajo es el nivel de vida de los campesinos, tanto más bajo es el ni-
vel de salarios de los obreros de la parte baja de la escalera. Dicho
sea de paso, esto nos debe llevar a reflexionar sobre la evidencia
siguiente:
mientras existan formas de trabajar tan atrasadas
como
el de los campesinos o de los hermanos amazónicos,
la parte baja
de la escalera de salarios siempre se mantendrá a niveles infra-
humanos
. Y con ello, toda la escalera de salarios de los países del
Tercer y Cuarto Mundo siempre será tirada a la baja. No debemos
olvidarlo jamás.
Volviendo a nuestro tema. El postulado de que el salario es igual
a la productividad marginal es completamente irreal. Existen mu-
chas evidencias que prueban lo contrario. Así tenemos que, los
presidentes de república, los congresistas y sus asesores, los altos
funcionarios de la administración y de las empresas públicas, se
asignan los sueldos que ellos creen conveniente, sin tomar en con-
sideración la “conclusión científica” neoliberal.