Previous Page  28 / 194 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 28 / 194 Next Page
Page Background

28 —

L

os

I

nstrumentos de

la

G

ran

T

ransformación

La realidad es otra. Para que este principio sea aplicable sería ne-

cesario ajustarse a las hipótesis tomadas en consideración para el

desarrollo matemático. Es decir, competencia perfecta entre todos

los ofertantes y demandantes de trabajo, que los puestos de trabajo

ofertados por cada nivel de salarios sean exactamente iguales, plena

transparencia en la información sobre los puestos de trabajo ofer-

tados… Es decir, todos deberán estar en capacidad de conocer toda

la información sobre la oferta y la demanda de todos los puestos

de trabajo. Y todo esto a nivel mundial. Probablemente que estas

condiciones sucedan en algunas unidades de producción altamente

competitivas a nivel mundial. Pero, a mi corto entender y vivencia,

no conozco ningún mercado de trabajo que se ajuste a estos reque-

rimientos, menos aún que un empresario utilice el criterio de que el

salario de un trabajador debe ser igual a su productividad marginal.

Lo que sí sucede es que el nivel de subsistencia de los obreros de

la parte baja de la escalera está determinado por el nivel de vida de

los campesinos proveedores de bienes alimenticios. Cuanto más

bajo es el nivel de vida de los campesinos, tanto más bajo es el ni-

vel de salarios de los obreros de la parte baja de la escalera. Dicho

sea de paso, esto nos debe llevar a reflexionar sobre la evidencia

siguiente:

mientras existan formas de trabajar tan atrasadas

como

el de los campesinos o de los hermanos amazónicos,

la parte baja

de la escalera de salarios siempre se mantendrá a niveles infra-

humanos

. Y con ello, toda la escalera de salarios de los países del

Tercer y Cuarto Mundo siempre será tirada a la baja. No debemos

olvidarlo jamás.

Volviendo a nuestro tema. El postulado de que el salario es igual

a la productividad marginal es completamente irreal. Existen mu-

chas evidencias que prueban lo contrario. Así tenemos que, los

presidentes de república, los congresistas y sus asesores, los altos

funcionarios de la administración y de las empresas públicas, se

asignan los sueldos que ellos creen conveniente, sin tomar en con-

sideración la “conclusión científica” neoliberal.