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Visti6 la túnica de cándida blancura del so,.
cerdote católico
y
su frente cifl6 la
na~arada
diadema de la virginidad real, posesi6n alean·
zada por heroicos
y muy
contados viajeros
en
el trabajoso valle del d-0lor.
Maravilla
y
entusiasma en verdad la vida de
aquel var6n nacido en ignorada
ald~a
y ,
cuya.
01~beza
coronaron desdle temprano los laureles
de la. gloria más saneada, cual es la que recoja
la fama en
nfas
del propio merecimiento.
~
Espinosa. Medrano recibió
de
Dios
el
tesoro
de la inteligencia para engran'decerse, pero. en
grado tal, que alcanzó la victoria más completa
sobre
las
oposiciones que la ojeriza del gobier–
no colonial oponía
á
Jos hijos de naturales pa·
ra concederles el goce de las preeminencias
y
dignidades de la Metrópoli. Al frente de ese
egoísmo punible existían, no embargante, hom·
bres de la talla de La-Raya, Las Casas y otros
cuya palabra. era escucharla con respeto en el
palacio de los reyes españoles: los efluvios de
la int&Jigencia privilegiada del hijo de Indias
traspasa.ron las barreras del Atlántico; la justi-
. ci!l-
del
trono
y
la
ley
de
i~ualdad
observada por