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Obras de
Q~e
ni el agua sab6r,. ni
olor
h
ros~,
Ni el prado hierba para
tÍ
tuviese.
~A
quiell me
quexo , que no escucha cosa
De
quantas
digo quien debría
escucharme~
Ecol sola
me
muestra ser
piadosa,
Respondiéndome
prueba
conhortar
me,
Como quien prob6 i:nal tan importuno;·
Mas no quiere
mostrarse
y
consolarme.
O Dioses, si alli juntos
de
consono
De los amantes el cuidado os toca;
O
tú
solo,
si toca solo
á
uno:
R.ecebid
bs p:.::Jabras.que
la boca
Echa con la
doliente
ánima fuera,
.A.ntes
que
el
cuerpo tome en tierra
poca..,
O
Nayades,
de aq·uesta
mi
ribera
Corriente
morador.as!
o
Napéas,
Guarda del verde bosque verdadera!
Alce.una de vosotras blancas Déas
Del
agua su
cabeza rubia
un
poco;
- Así
Ninfa jamas en tal te veas.
Podré decir que con mis quexas tóco
Lfs divinas orejas, no
pudiendo
Las hu manas toear, cuerdo ni
loco.
O hermosas
Oreádas,
que teniendo
El gobierno
d~
selvas
y
montañas,
A
caza
andais
por ellas
discurrier~do!
·Dexad
de
perseguir lai; alimañas:
Venid
á.
ver
un
ho~bre
perseguido,
A