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q
Obras de
El
Ja
rgo llanto, el desvanecí miento,–
El
vano imaginar de la cabeza,·
De mi gran
culpa
aquel remordimiento,
Verme
del todo
al fin sin
esperanza
Me t-rastornaro11 casi
el
sentimiento.
Como
deste lugar
hi.cemudanza
No
sé,
ni
quien
d.c aquí me conduxese · ·
Al
triste
albergue
y
á
mi
pobre
estanza~
Sé que torn·ando
en mí,
como
estuviese
-
Sin
come~
y
dormir
bien
quatro
dias,
Y
si11
que el
cuerpo
de
un
lugar
moviese:.
Las
yá
desamparadas vacas
mias
(rn)
Por
otro tanto tiempo no gustaron
Las verdes hierbas ni las aguas frias.
Los pequeños hijuelos,
que
hallaron
Las tetas
secas
yá
de las
hambrientas
Madres,
bramando
al
Cielo
-se
quexaron.
Las selvas
á
su voz
tambien atentas,
Bramando pareci6 que
respondían
Condolidas del daño
y
descontentas.
Aquestas cosas
nadá
rne movían;
Antes con mi llorar hacía espantados
Todos quantos
á
verme
alli
venían.
Vi-
(x o)
No11 ulli pasto$ illis ecrefe diebus
Frigida, Dar hni, 'Goves ad flumin:t: nulla neqne
:ani1em
Libavit quadrnpes, nec
grami.his attigit herbam.
YirgU. Eglog.
v.