lIO
ELEiWENTOS
Fig.
ros ,
las
nubes , las balas
sigan
el movimiento
de la
tierra:
aun
quando
se
apartan de eH<l, ..
;fL
2 2
7
II.
Repugna que la
tierra
se trastorne
cada
'día ,
y
no es posible concebí
r
que al cabo de doce horas
estemos cabeza abajo
ó
patas .arriba.
R-esp.
Henios demostrado que hay antípodas , cuyos ,
pies están vnel tos ácia los nuestros ; estaremos, pues, dentro
de
1
t
horas del mismo modo
que
nuestros antípodas están
actualrrtértte,
no
es mas dificultoso
de
concebir uno que otro.
2 2
8
III..
Sí
desde lo alto
de
une:\ torre
AB
dejamos
éaer un cuerpo qualquíera , este andará en quattó tiempos
iguales los espacios
AC, CD, DE
,
EB,
que serán entre
sí
c
1
omo los números
I,
3 , 5 , 7 ,
9.,
segun se infiere
de
lo
di–
cho (
IV. 3
9
) ;
si
la tierra dá vueltas,
y
e1
pun~o
B
anda el
~co
BF
en
el
mismo
tiempo que
la
cumbre de la torre anda
d
arco
AQ,,
dividiendo esr~ arco en·quatro partes iguales,
tirando los radios,
y
trazando los arcos
Ce, Dd, E~,
el
cue~–
po andará segun
el
supi1esto d~l movimiento de la tierra en
.quatto tiempos iguales los espacios
Ac·,
c4,
de,
cF.
Pero p~r
el
cálculo se puede hallar (
IV. 5 z
)
que en el sqpuesto·.
de que sea de
4
11
el tiempo de la caida ,
ó
sea
la
altu·r~
AB
·de
2
4
o pies, las lineas
Ac, cd, de, eF
spn igqaJes con
muy
corta diferencia ; luego
las
velocidades por
.de
,
cd, de, eF
son iguales. Por consiguiente
el
cuerpo cayendo desde
e
á
F,
e-sto es, al cabo de
los
quatro ínstahtes de la caida , no dará·
en
el plano orizontal con mas fue.rza que ·al cabo del prime..
r.o
ó
segundo instante. Esta
consecuencia
no se puede
ad-
mi-