Discurso IV.
de su briltantez. No era menos comun reco..
nocer al mismo tiempo por Divinidades no so..
lo
a
los astros, que creian 6 animados, 0 taber–
naculos ' y habitaciones divinas' sino tambien
a
espfritus de varias clases, beneficos'
y
male–
ficos , que reputaban dignos de adoracion,
y
sa · ·;acios; de cu yo politheismo sugerido por
la
ignorancia,
y
sostenido ya por una a.ntigua
preocupacion , ya por el miedo de malas aven•
turas, faltando
a
la credulidad de
SUS
mayores,
no se exlmieron Ios mayores Filosofos.
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No obstante su erronea Teologia , co–
nocieron la
existenci~
de una causa de quien
proviene la disposicion del Universo, de quien
debian esperar beneficios ,
y
temer desgracias.
·Segun este principio, se exercitaban en cultos,
que reputaban religiosos, no siendo sino verda–
deras
SU
persticiones : tanto
SU
anima
Se
diri–
gia
a
la primera causa ,
COrnO SUS
perversas
·practicas les apartaban de ella ' como se vera
quando tratemos del culto GentHico. No asf en
lo
moral , esto es , en las inclinaciones de su
.animo , en el discernimiento de
la
virtud ,
y
del vicio. La misma razon que les dictaba
1a
existencia de un Dios justo' les inducia
a
con–
cebirle premiador de las virtudes,
y
vengador
de