Discurso III.
phis , donde .indignado contra el Apis,
le
dio
una estocada mortal ,
e
hizo azotar
a
los Sa–
cerdotes , autores de este engafio. Pero desgra–
~iado
el
mismD , teniendo noticia se levanta·
ba en Persia un· usurpador de su Reyno, in–
tent6
·dar
vuelta
a
el por la Siria; mas al mon–
tar
a
caballo aconteci6 ' que
desenvaynando~
se la espada le hiri6 mortalmente en la misma
situacion en que Cambises hir!o al Apis: jus-.
to castigo , si no de este hecho , como creye–
ron
los Paganos , de otras crueldades en que
se habia ensangrentado. Se refiere tambien que
el Cesar Germanico, hallfodose en Memphi.s, le
di6 gana de consultar, como de hecho lo hizo,
a
Apis, dfodole de su mano la comida ordi–
naria , que no quiso recibir , pesimo agiiera
que se verific6 con la pronta,
y
violenta muer–
te del Cesar-(
1 ).
Estas casualidades eran capa•
ces en unos Pueblos supersticiosos de confirmar
la autoridad del Apis.
5
1
Este sagrado animal era
de
rito pro–
pio ,
y
particular solemnidad de Memphis.
En Heliopolis ,
6
Ciudad del
Sol ,
cabeza de
una Dinastia,
6
Reyno separado de Memphis,
es-
(1)
Piinius
di.tolib.
8.
cap.
46.