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Discurso III.
·
tendon al Supremo dador de todas
las
cosas
'
a
quien pretendian con este ceremonial, 0
fi..'
to hacer obsequio. A mas de las pruebas que.
de esto se pueden colegir
d~ .Jo
que dexamos
referido, tenemos , segun yo concibo, en las
Sagradas Letras, una no despreciable de esto
mismo. Los Israelitas fueron otro pueblo del
mundo; pero id61atras hasta el ultimo extrema.
Dieron culto como los Egipcios, aun despues de
salidos de esta region '
a
los animales' si no
a
los vivas
'a
lo menos
a
SUS
simulacros. Sin em–
bargo , 'no creo que en medio de su idolatda
abandonaron de raiz el gran Dios que les sa–
c6 de Egipto. En
SU
salida
a
la tierra de pro-–
mision , fueron testigos de no rnenos singula–
res , que di versos pr6digios, que
obro
el
To–
dopoderoso ,
que
ningun Mago pudo igualar.
Toda la multitud de este Pueblo pas6 por me-.. ·.
diode.las aguas del Mar roxo, deteniendo aque–
llas su curso , despues de abrir un comodo,
y
seco pasage para
SU
transito , viendo
al
mismo
tiempo perecer , sumergido en ellas, al teme–
rario Faraon con todo
SU
exercito ' . que los
perseguia. Fueron del mismo modo testigos de
otros prodigies que su Protector Soberano obra–
ba
para stl conservac10I? en el desierto ,
hasta
pro..