Discurso II.
si no generalmente en toda
la
Nacion , fueron
admitidos en varias partes ,
y
aun en
la
mis–
ma Corte los Dioses extrangeros con sus simu:.
lacros ; afiadiendo esta nueva supersticion
a
las
que
l~s
eran particulares ,
y
haciendo una re–
ligion verdaderamente rnonstruosa. Clemente
Alexandrino hace autor de esta idolatrfa
a
Ar–
taxerxes Mnemon , hijo de Dario ,
y
nieto de
1
Ochus, que hizo colocar
las
estatuas de Ve–
nus-Tanaites en Babilonia, en Sieza, en Eba–
nates , en Persepolis, en Bactres, en Damasco,
en Sardis,
y
por consiguiente por todo el Im...
perio Persico , estableciendole culto ,
y
man·..
dando observarlo
a
SUS
vas·allos
(I).
67
En sus sacrificios usaban regularmente
los Persas de toros ,
y
caballos por victimas,
las queen su U.ltima ceremonia eran consumidas
por el fuego. Xenophon en su Ciropedia hace
mencion de un sacrificio solemne , en cuyo
aparato se veian, quarenta toros camim,mdo de
quatro en quatro para sacrificar
a
JUpiter'
ya
los otros Dioses de la Persia : caminaban des–
pues Ios caballos , que debian ser ofrecidos al
Sol : seguia una carroza blanca corona.da de £lo-
res
(1)
Clem. Alex. in Protrept. vet
exhor~at.
ad Griec.