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Discurso
II.
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Despues de separados los diez Tribus
del de. Juda , lo que su.ccedi6 a Ia muerte de
Salomon _,
y
por co.nsiguiente no muy Iejos de
la edificacioa del Templo, vemos que la prin–
cipal disputa entre
J
udios,
y
Samaritanos ,. era
sobre si el Templo de Jerusalen debia ser el
.unico ,
y
no· otro destinado al religioso culto.
Los separados Israelitas sacrificaron no solo en
sus Templos idolatricos, sitios excelsos,
y
lu–
.gares frondosos, sino tambien en aquellas si–
tuacion~s
, en que segun
tradicion los anti–
guos Patriarcas adoraron
a
Dios , 6 tuvieron ce·
lestiales visiones.
6
z
l
Que diremos , pues , de . las Neome..
nias ,
y
sacrificios
d~
los Persas en los altos
montes? 2,Reprobaremos en ellos
un
.culto, que
no podemos reprobar en. los Hebreos? Con di–
ficultad podemos decir lo recibieron de estos,
y
rnucho. menos que estos lo recibieron de
aquellos. Podemos conjeturar , segun la regla
que generalmente observamos en tales asuntos,
que estas practicas tuvieron un comun exordio
en los antigus PP. de la humanidad,
y
que des..
pues se esparcieron por las Naciones, no conser–
vando su antigua sencillez; antes bien rnezclan·
do , segun
los
adelantamien.tos· de :su
irn.~g~ria-
cion,