Discurso II.
gerd trabajo mucho en confirmar
Ia
fe
en es-.;;.
t~
Region , las traduxo ·al Siriaco del idioma
Persiano. Esteban Evodio Assem;rni , Obispo
de Apamea, en el afio de mil setedentos qua–
renta
y
ocho las public6 en Roma con una tra–
duccion latina, y con notas ,
y
disertaciones
curiosas. Comparando estas Actas con las grie–
gas, se encuentran varias circunstancias , ya
adjuntas' ya mudadas ' amplificadas '
y
exor–
nadas ; pero ambas Actas convienen en lo
subs~
tancial , que la -religion de Ios Magos era
Ia
adoracion del Sol ,
y
del fuego.
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z
Lo que puede reflexionarse es , que
no tan to se habla · en estas Actas de
la
verdad
de la religion por si misma , como de
la
au–
toridad de quien la profesaba ,
y
mandaba ob–
servar : se trae
a
paralelo la religion de
ros
Cesares, y la de los Reyes de Persia , no tan–
to por su verdad , como por la gr.andeza de
Jos Gefes que la profesaban. Se conoce esto
bien , entre otros lances , por las palabras con
que concibi6 Sapor la citacion
a
Simeon, Obis.;.
po de Seleucia.,
y
Etsiphon, como contraven–
tor
a
SUS
edictos.
rr
Simeon ' dice Sapor ' Ca–
" pitan de unos hombres pestiferos, desprecia
"mi Real Magestad : solo obedece al Cesar,
,, y