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Discurso II.
sador (
1).
En
·la
salida de los Israelitas de Egip–
to, el Sefior , 6 un Angel suyo era su conquc·
tor: de dia en una columna de nube,
y
en
Ia
noche en una de fuego (
2).
2
3 En
los sacrificios solia ·expresar Dios
su agrado por media de un fuego que baxaba
del Cielo ,
y
consumia las vfctimas. Asi se per–
suaden los lnterpretes lo execut6 con los sa–
crificios de Abel , lo que no hacienda con los
de Cain , expres6 su complacencia con los del
primero ,
y
su desagrado en los del segun–
do
(3).
De este mismo modo manifesto su agra–
do en
la
dedicacion que hizo Moyses del Ta–
bernaculo en el desierto
(4),
yen la dedica–
cion del Templo de Salomon
(5).
Lo propio
sucedio en el sacrificio que
en
el monte Car–
melo
hizo Elias ,
en prueba de la veracidad
del
(1)
Qui facis angelos tuos spiritus,
&
ministros tuos ignem
urentem.
Psalm.
103.
v.
4.
(l)
Dominus autem pr<Ecedebat eos ad ostendendam viam
per diem in columna nubis ,
&
per noctem in columna ignis,
ut dux esset itineris utroque tempore. Numquam defuit co–
lumna nubis per diem , nee columna ignis per noctem coram
populo.
Exodi cap.
13.
v.
21.
&
22.
(3)
Genes. cap.
4.
(4)
Levitici cap.
9.
v.
24.
(5')
~ib.
2.
Paralipom."'P·
7•