IZO
Discurso
II.
·
cimiento humano · en
Ia
esfera de
pura natu–
ralidad conoce
a
Dios? El que
mas
le conoce
.
'
solo le
COFIO.Cepor los resplandotes que
a
nuelsf•
tro entendimiento baxan de su inaccesible luz'
y
por los efectos de la maravillosa estructura
del Universo , sus incesantes revoluciones ,
y
suceesion de prbdutCciOll'es. ·Digatnos, pO€s,
que
entre los errores
1
de :sensibilizar- la ·Divinidad
foe
este el menor
(I),-
1
I
t
J'
·•
'1
<'
g•
.
:11.
I.
19
No solo
foe
propia
de
1os'
Caldeos,
y
Persas la religion del fuego , sino que se exten.:.
di6 generalmente entre otras Naciones. Los Cal–
deos le daban el •nombre
de
Esta, los
Pers-a~
pronupciaban menos suavemente Vesta, 6 Aves..
ta '
y
no es otra cosa
que
lo
que
los
antig..uos
Griegos
veneraban, en
sus hogares con
el
nohl–
bre de Estia. Los Romanos le dieron
la
mLs!.
ma veneradon con el nombre de Vesta petsia-
no,
' (1)
Omnibus enim mobilibus mobiUor est sapien.tia .: attingit
autem ubique propter suam munditiam. Vapor est enim !vir–
tutis Dei ,
&
emanatio quredam est
cJ_aritat~s 9~nipotentis
Dei sincera, & ideo nihil inqulnatum in earn mcurnt. Candor
est enim lucis aiternre ,
&
speculurn sine macula Dei majest..
tatis;
&
imago bonitatis illius.
Sap. cap.
7.
v.
2).
Qui _cum sit
splendor glorire ,
&
figura substantire ejus , portansque omnia
·verb<>-
virtu'tis sure.
Ad
Heb. cap.
·1.
v~rs.
3.
·
'