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Discurso II.
en esta doctrina de los Magos , nada mas en...;
traba el Sol , ni los mas astros, que coma ima–
genes de Ia Divinidad
.(I);
mas tambien es
Constante llego a adulterarse-tanto con el tiem–
po, que confundida la imagen coo la cosa re–
presentada , se di6 adoracion al Sol mismo,
a
los Planetas,
a
los doce signos del Zodlaco,
y
a
todos los Astros, como Divinidades. Esto es
lo
que
la
Sagrada Escritura llama , reprehen–
diendo estos cultos, Milicia Celestial, supers–
ticion que aun el Pueblo escogido no menos
que todo otro, elevando poco el conocimien–
to sobre las especies de los sentidos , abrazo
a
imitacion de los Caldeos.,
y
Persas (
z).
Igual–
mente es constante, que la doctrina de los dos
principios Oromazo,
y
Arimano, si menos cul–
pable en
SU
origen ,
dio
lugar
a
grandes ab–
SUrdos.
16
Hemos hablado· separadamente
:
de la
Teologfa Caldea,
y
Persiana ;
y
quanto hemos
dicho hace c()nocer que una;
y
otra se halla
fundada en unos mismos principios, derivados
de sus antiguos Magos , 6 Sabios,.
y
si se quie-
( r)
Euseb. de
Pri:eparat.
Evang. lib.
I.
cllp.
Io.
(2) 4.
Reg.
1
17.
v.
16.
&
cap.
21.
vers.
3.
& ;.
re