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o
Discurso II.
que toda esta doctrina pas6
a
ser representa–
da
en figuras ; cuya variedad de imagenes con–
fundia,
a
lo menos entre la plebe , la verda–
dera inteligencia de su Teologfa. Afiadidas tam–
bien
a
est as Deidades ' los grandes Heroes,
cuya vida en este mundo los hacia dignos de
honor, debieron motivar en el Pueblo mayo–
res errores. Finalmente dedicados
a
Ia
Astra..
logia, dieron en la debilidad de imaginar As–
tros
ya
favotables , ya nocivos en si mismos,
y en
su
aspecto , singularmente los Planetas,
de
quienes , segtrn refiere Plutarco, constituian
dos bueoos, y dos
mafos . ~
y
tres indiferentes,
que llamaron tambien Dioses,
o
segun se dexa
bien entender, asiento, y morada de Dioses (
1).
1
r
En una palabra , no
menos los Cal-
deos,
qu:e
todas las Naciones , segun baxan
de
su mayor antigliedad
~
asi desdicen en las razq..
nab1es ideas qtie .se fqrmaron del Ser Supremo,
ya
sea por .la fecundidad det espfritu humano
en ridiculas invenciones., · ya venga de su pro–
pension
al
error mas que al acierto ,
ya
de
la
hin-
(1)
Chaldrei planetas Deos fadunt., qu.orum duos benefices,
tot idem maleficos, reliquos tres medios affirmant ,
&
promis–
cuos.
Plutarch. de Iside,
&
Osiride.