Discurso IV.
tos infelices los infantes, que nacen muertos,
los
que mueren en el duelo ,
y
los condenados
por sentenci~ de ·
la
justicia.
,,,.
§.
VI.
61
Los
habitadores
de la
grande
I sla de
Africa
"llamada
.Madagascar ,
la
may"or
acaso
de todo el Orbe , · reconocen
varios
órdenes
de
Angeles de ambos sexos , que entre sí se
aumentan ,
y
multiplican
por generadones.
Tienen un cuerpo
de
tanta
sutileza , que
son
invisibles ,
ó
se hacen solo - visibles quando
quieren
dexarse
ver. ·Aunque
son
mortales,
no
están sujetos
á
las enfermedades, como los hom–
bres ,
y
su vida
es
muy
prolongada.
Al cuí~
dado de uno de estos órdenes está el gobier–
no
del
mundo ., y
direcc.ion de las cosas hu~
manas.
Hay
en toda esta turba de espíritus
unos buenos ,
y
otros malos. De esta última
, clase parece que
los
dos últimos
son los
peo~
.res. A los del sexto dan el nombre de
Sácara,
.que
se introducen en los cuerpos humanos,
para .
cuya expulsion observan ciertos , r~tos
ridículos.
A
los del séptimo nombran
Bilis,
malos
de su propia
naturaleza ,
y
ocupados
en
hacer
quant_o dañp
_pued~n•. ·
)
§.VII.