Monarquía Divina.
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chos males , no pueda ser obra del
Criador,
en cuya sola suprema sabiduría .están los
fines
que dió
á
sus obras ; no síendo dable en noso–
tros , que nada somos mas que una hechura,
dispuesta segun su voluntad soberana ,
etra
mas
bien
acomodada disposicion de nu~stros
discursos,
que
adorar su soberana Providencia.
80
Sin
duda
deben
admirarnos
los
absur~
dos en
que
dió la
imaginacion humana sobre
los
dos
principios. Siendo
tan comun
en
las hu~
manas reflexiones el considerar cómo un Dios
infinitamente bueno , permite un sinnúmero de
males
que
afligen
al
Universo ; . es verisimil
que
la
resolucion de
un
problema tan dificil,
<i,
solas
naturales luces , sin auxilio de
doctrina
de superior iluminacion , haya producido
por
todas partes,
y
por
todas las nacjones los ab–
surdos que se imaginaron para su
solucion.
Es~
to en quanto
á
los Gentiles ; pero es mucho
mas digno de admiracion que haya habido
· quieQ
pretendiese
conciliar
la [lJisn1a
doctrina
con
el
EvangeUo..
, .
8
t
La Filosofia humana es la
monstruosa
madre
de
estos
errores.
Confiados demasiada–
mente
los ·
hombres
en
las
luces de
su razon,
pretenden
penetrar los
arcanos
-mas
~mblimes;
y