Ibid.17.
lbid.16,
'~I4
concupiscencias, no són de Dios,
y
asi no tienen nada solido :
Porqué
elmundo pasa,
y
los placeres pasan.
Son como los torren.tes que forman
las aguaceros del Verano; meten
mucho ruído, pero se pasan; se arro·
jan unos sobre otros , se
engruesan~
se
entumecen, pero pasan.
El
mun~
do
,y
sus placeres pasan: ninguna
cosa queda
,
y
permanece estable,
sino quien hace
la
voluntad del Se–
nor.
Porque la palabra de Dios, que
no pasa , se ¡queda en ellos:
y
por
tanto decia:
ro
les he dado vuestra
.
palabra
,y
?los
no son del mundo.
DI
A
C L I I l.
Jesus no es del mundo, ni sus verda-·
deros Discípulos.
Joanri.
XVI
r.
14.
I
6.
Joan.
vv1
t.
QUién podrá decir verdadera-
14•
&
mente con Jesu-Christo:
ro
no
soy del mundo?
Nosotros
nos retiramos
á
los quartos mas so–
lj..