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za , par.a mostrarse
á
nuestros ojos
enfermos quanto estos la puedan su–
frir
?
Para que sea él camino ,
es
preciso
o,._.ue
sea tambien la verdad.
i
Q
ué cosa tememos mas , que
el
ser
engañad.os~
Los que quieren
en
gañará .
otros ,
y
que por tanto
son enemigos de la verdad, no quie•
ren que se les engañe,·
y
la ver-
9ad no deja de ser su mas amado
obgeto.
¡
Oh verdad! vén, que efl
tí
misma hallo mi vi9a;
y
acercan–
dote
á
~í ,
tu misma eres
mi ca-
~ino.
.
i
Qué tengo
yá
que temer ,
ni
de qué
me puedo turbar
~
2
Puedo
temer no hallar el camino para ir
á
la verdad
?
El camino mismo.,
dice San Agustin , se presenta
á
nosotros por sí ,
y
él mismo viene
á
nosotros.
Vén.,
pues ,
á
vivir
de
la verdad ., alma racional ,
é
in–
telea:iva.
i
Qué luz no hallarás
efl
1a doél:rina de Jesus
~
Esta luz es
~anto mas hermosa, quanto luce
en
~edio de
la~
tipieblai.
Guar-