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da.
Porque aunqúe no
era
solo
eo
mantener contra los Gentiles la con•
duéta que San Pablo reprendia,
y
de
que Santiago fue el principal Autor;
conoció que San Pablo tenia razoh
en echarle la culpa, como
á
aquel
que siendo cabeza , la autoriz<!:--
ba mas con su egemplo. Dejase,
i.Per.
11
x.
pues, reprender de
él,
en presencia
1
1
5 .2.6.
de todos ;
y
lejos de ofenderse de
que sehuvieseconsagrado lamerño-
ria de tan viva reprension en una
E
pistola, que todas las Iglesias leían
como Divina , se ha visto, que
él
mismo la colocó como las demás
Epistolas de San Pablo,en el Catha~
logo de las Escrituras Cancmicas.Uná
sola caída apagó en él para siem-
pre su presuncion ;
y
mostró, que el
ser primado consiste principalmente
en saber ceder á la verdad mas
que los otros. No pudieron resistir
á
la conduéta de San Pablo , despues
que accedió
á
ella el Principe de los
Apostoles:
y
desd~ entonces el ver-
~adero modo de tt'atar con los
Gen-:
ti-