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no ha de bolver
á
morir, el carác–
ter de la muerte que sufrió verda–
dera,
y
realmente, viene la pala–
bra , que pone el Cuerpo de una
parte ,
y
la Sangre de otra ,
y
cada
cosa bajo de signos diferentes. Ved
yá
con apariencias de muerto
á
Je·
sus , en otro tiempo v1crima nues–
tra por el derramamiento de su
Sangre;
y
aun hoy nuestra vh9:ima
de un J.l?odo nuevo , por la separa–
cion m1.stica de la ~angre ..,
y
de ·el
Cuerpo.
i
~ero
como ~ste Cuerpo ,
y
esta Sangre pueden subsistir?
i_Co–
mo un Cuerpo humano puede es–
tár en una extension tan pequeña~
¿.Quién lo duda
?
queriendolo asi
la palabra. Ella es omnipotente; es
la espada cortadora., que penetra
hasta la ul'tima division : que po–
drá , si quiere , quitar
á
el cuerpo·
sus mas intimas propiedades , para
·no dejarn,os en él mas que la pura,
y
desnuda substanda. Lo que me
conviene creer
es ,
que
á
esta pura
subs-