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ryr;9

lla Sangre derramada por nosotros!

¡Qué asombrosa maravilla! Es,

á

la verdad , admirable para noso–

tros ; pero no lo es para el Hijo de

-Dios, acostumbrado

á

hacerlo todo

con sola su palabra.

Estas

curada~

Marc~.

v.33.

y

se vió sana:

Estás

vivo

,

y

le

Joann. x1.

restituyó la vida, que havia per~

43•

44·

dido. Del mismo modo dice :

Esto

es mi Cuerpo:

no hay Pan.

Dice

tambien :

.Esto es mi Sangre

;

pues,..

no hay Vino en el Caliz, por~

que es el Señor quien lo ha dicho.:

Allí está su Cuerpo , aquí está su

Sangre ; pero con separacion : el

Cuerpo de una parte ,

y

la Sangre

de· otra ; porque la palabra fue la

espada, ó cuchillo penetrante, que

hizo esa m1stica separacion~

En virtud de la palabra debería

hallarse el Cuerpo solo sin la San–

gre;

y

si están juntos, ·es

á

causa,

de que son inseparables, desde que .

Jesu-Christo resucitó , porque

no bolverá á morir : mas para im–

primir sobre este

J

esus ,

que·

yá,

no