r(3t:
<
To9os los dias de mi
vida
quie–
ro comulgar con esta esperanza:
quiero considerarme comomoribun–
do :
quiero recibiros por modo
de
Viatico. No temo la muerte : Vos
me librais
de
la servidumbre·, que·
este temor me causaba.
i
Por qué
be de temer el mal , si tengo siem–
pre conmigo la medicina~
Sin V
os,
Señor ., la muerte es un yugo
inso,–
portable ; con Vos ~s un remedio.,
y
un pasage
á
la vida.
¡
Qué feliz
que soy : traenme vuestro precioso
cuerpo :
y
V
os ., Señor , venis
á
mí,
Huesped celestial. Ah0ra sí que pue–
do decir .,
Señor
,
yo no soy digno de
Matt. vn
i.
.que entreis en mi pobre morada,
y
8 •-
con todo eso venis., y entrais en ella,
y
.habitais·en ella ,
y
como si aún no
fuera bastante para saciar vuestro
amor, la casa en donde quereis en-
e :
?
trar , es mi ·J::uerpo.
Ahora es tiempo de acordarnos
de vuestramuerte; de aquella muer·
te
,
con -la qual fue vencida la misma
,nuerte; de aquella
que
nos 'hace de':'
cir