flI
nas del pecado ,
de la
muerte~
de l¡is
enfermedades,
y
<lemas
mi•·
serias.
Libradnos de la
consterna•
cion , del temor ,
y
-de
la
servi–
dumbre en
q.uenos despeña
el
pe–
cado. Libr
adnos de su
rnaligni•
dad ,
y
haced que ella nos sirva
de remedio.
Libradnos
de
los·
ma·
les de esta vida ,
o
concedednos
que nos
aprovechen,
y
sirvan
para
la·
otra , donde
estaremos
perfeéta–
mente
libres de ellos.
Daros
prie~
· sa
á
librarnos ;
estamos
suspiran
~
tlo por adquirir
esa
dichosa
liber~
tad. El Amor divino es nuestra
li–
bertad :
el
es quien nos
liberta
del
amor
mundano. Reyna·d,
o
amor.
divino ,
yo
os entrego mi corazon.
Mas
libranos de mal.
En todas
esas
peticiones
pedi–
mos ,
y
exercitamos
el amor
di–
vino.
Pero.notemos
bien , que
no
lo
exercitamos
sino~
como una co-–
sa que pedimos
a
Dios. Porque,
~que
le pedimos quando decimos:
Santificado iea el tu
Nombre: ven–
ga-