rs_to
o
tentac1on.
Estamos ciegos.
¡
Ay
de ml!
.Al
mismo
tiempo que
pedimos
a
Dios , que no nos
induzca
a
la
.tentacion '
nos
abandonamos
a
ella:
entramos
en aquellas
ocasio·
11es , en que
siempre hemos expe–
rimentado nuestra
ruina.
Huya·
rnos_,
huyamos,
y
podremos decir
.sinceramente :
No nos dexes caer en
la teñtacion.
Mas líbranos
de mal.
Libranos
·del
pecado ,
de
las
causas
<lel
pe–
cado , de
los efeétos ,
y
de
la'~
penas del
pecado.
Libres
asi
de
todo mal , seremos hijos perfec–
tos,
y
podremos
deciros verdade–
ra,
y
perfeétamente:
Padre nues–
_fro.
Entretanto que
adquirimos
esa
peifeéta
libertad , que no es otra
r ~-0sa.
mas que
la
s~lud
eterna ,
li–
b.radnoo
~del peca~o
: haced
que
no
r~yne
en nosotros.
Libradoos
de los
.malos deseos ,
haciendo
que
incensan-cemente los combatamos,
y
venzamos. Libradnos de
las
pe-
nas