)Ij
c~ro;
y
c0rdial
se
exercita
basta·n–
te por sl mismo ,
y
119
necesita
de
otro
precepto
que de si
mismo
para
su
exerc&cío. Debemos
hacer
Aétos
de amor de Dios quantas
veces
re–
cemos
el Padre
nues"ro ,
porque
es
imposible decir esa
oracion atenta;
y
devotamente sin amar
a
Dios.
Nada le falta
a
e ~ a
divina
Ofaaiz
ción. Ella
incluye
€1
amor
de
Dios,
y
del
Pro:xirno,
en que re-1
sideel
cumplimiento
de
la
Leyt
u.no,y
otro tienen ttn ella su per,.
teétocumplimiento~
Preguntará
alguno :
i
P
r
que
causa Jesu-Christo
no
no
hace
hablar
de
€1
misrno
€n
esa
Ora~
cion ; ni orar
en
su nombr ,
ha~
viendo
maliciado uno ,
y
o ro
en
distilíltas
ocasiones?
Respond : Que
es orar por el, y en su nombre et
decir la
oracion ,
que nos
ha die-'
tado por su
boca ,
y
nos
in pir
con su E piritu.
i
Podrernos
invo~
car el nornbre
de
nue
tro
Pa
Celestial
7
sin
acordarnos de
\.t.
Un1