( 270)
dones Casa de Oracion?
¿
y
vosotros.
habeis
hecho de ella una cueba de
fa,
drones?
Oyendo
lo gual los· Pri'ncipes
de
los
Sacerdotes,
y
los
E scribas,
bus–
caban cómo perderle ; porque
como
todo
el
Pueblo admiraba su doctrina,
le tenian miedo.
Llegada
la
tarde , salió de
1a
·ciu–
dad,
y
fue
á
pasar la noche
,
como otras,
áBethania
(1);J
al
otro día
Martes
por,
la
maña·na, quando pasaban
otra
vez
á
Jerusalén, vieron que
la
higuera
se
ha–
bia
secado hasta
las
raíces ;
y
acordan-·
<lose
Pedro
de la maldicion de Je
sus,
le
d ixo: Maestro,
mira
como
se ·ha §eca–
do
la
higuera que maldedste.
Respon'."
dióles
J
esus : ·
Tened
la
fé
de Dios. En
verdad
os ·
digo, que qualqiliera
que
di–
xere
á
este mopte : quitare, de ·ahí,
.y
echare en el
mar ,
y
esto
sin dudar en
su corazon , sino creyendo
que
todo
lo que dixere sucederá ,
lo,
verá cum–
plir. Por eso ós
digo:
todas
las
cosas
que pedís en la oracion ,
creed
que las
re-
(1).
Natal.