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aquella carga á la bayoneta donde nuestras infanterías mostraron arrojo impon–
derable é impasibilidad sublime.
" A Antonio lo subí á la grupa de mi caballo cuando el enemigo quema–
ba nuestra valerosa retaguardia; traía tres balazos en el sombrero, y uno en las
bombachas ; pero nada mas.
Su h ijo que los ama.
"
ARTÍCULO DE
« LA
REVOLUCION
~
La última batalla
" La revolucion oriental marcha á pasos agigantados hácia el coronamiento
de su obra grandiosa. Sus armas acaban de cubrirse de gloria á las puertas
de la Capital, donde se ha
librado una nueva batalla, cuyos resultados
se
manifestarán en breve.
" La lucha ha sido sangrienta. La victoria no ha sido completa. Hemos
aniquilado al enemigo, pero hemos tenido que abandonar el campo. El triunfo
sin embargo, puede figurar en la série de las gloriosas jornadas de la revolu–
cion.
" Tratemos de dar una lijera idea de la accion.
" El enemigo babia estendido su línea de batalla parapetado detras de zan·
jas y cercos en tierras aradas y pobladas, donde podian jugar con ventaja su
infanteria, superior en número pero no en valor á la nuestra.
" El ejército Nacional babia estendido su
línea enfren te de
él y esperaba
el ataque. Pero esperaba inútilmente. El enemigo que babia huido dos diaS
antes, á favor de la noche, de
las sierras de Minas, donde se babia atrinche–
rado,
de~ia
mostrar una vez mas su impotencia y su cobardia, manteniéndose
á la defensiva,
amparado en las últimas posiciones que podría
sostener con
alguna ventaja.
'· Nuestro ejército estaba
impaciente por entrar en accion,
impaciente por
terminar gloriosamente la obra de la libertad y de redencion que injustamente
tiene que abonarse con sangre de hermanos, arrastrados al sacrificio por los
sayones de la tiranía. El entusiasmo hacia latir todos los corazones, y se ma–
nifestaba en estruendosas aclamaciones.
" El General en J efe, respondiendo á ese sentimiento enérgico del pueblo en
armas, quizo
probar una vez mas
q~e
no hay valla que detenga á nuestros
retemplados soldados en el espiritu de la
libertad. A
pesar de
todas las
ventajas de la posicion ocupada por
nuPstros
enemigos
resolvió llevarles el
ataque, y se lanzó á la carga,
el primero en el peligro
como de costumbre.
" Esta vez como en Severino, como en Corralito, como
en la Union, el
ejército nacional ha dado un elocuente testimonio de su entusiasmo y su valor.
" Nuestras divisiones de caballeria han acreditado una vez mas su irresisti–
ble empuje, sus cargas rápidas, poderosas, han arrollado á Jos Qatallo.nes ene·
migos, rompiendo sus cuadros á lanza y llevando la
desmoralizacion y
el
es–
panto á sus filas raleadas ya por los certeros tiros de nuestra infanteria y ar–
tilleria.