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Una bandera, 4 cañones, mas de
500
fusiles, y un gran número de car
retas y carruages son los trofeos de esta espléndida victoria.
, Nuestras pérdidas alcanzaron á
200
hombres.
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Todavía no se conocen los jefes y oficiales que hemos perdido, pero son
pocos.
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Heridos están los mayores Soto, Rodríguez, Clark y Guerra.
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Hasta esta hora no conocemos otros.
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Trasmita estas buenas noticias á
los amigos, y felicitémosnos
todos por
tan fausto día.
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Un abrazo de su amigo.
Enrique.
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P. D.-Pagola, Vazquez, Latorre, Fonda, Patiño, Courtin, Elis, Gomen·
zoro, Pereda, Santos, Ramirez y todos los amigos salieron ilesos.
• Todos se batieron como bravos y merecieron bien de la patria-
Vale.»
BoLETIN DE
<EL SIGLO>
Gran victoria
· " Se reciben á cada momento nuevos detalles de la batalla del Sauce.
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Desde la sierra acá, los blancos recibieron mas de
I 500
hombres de in–
corporacion, venidos segun se dice de los departamentos del Durazno, Merce–
des, Colonia, Florida y Cerro Largo.
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Así se esplica que presentara el enemigo
5000
hombres y mas, cuando en
las jornadas de la Sierra no alcanzó á presentar
3500.
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Con esa masa considerable de caballería, el enemigo ha podido seguir su
misma táctica, tratando de flanquear y tomar por retaguardia
á
nuestro podero•
so ejército.
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Envueltas nuestras alas, la victoria estaba indecisa y mas que indecisa du–
ran te un par de horas.
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Nuestros bagajes fueron dos veces
tomados por el enemigo, y dos veces
retomados por nuestras fuerzas.
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En medio de esa confusion producida por las valientes cargas del enemi–
go, nuestra numerosa infantería formó un cuadro inespugnable, donde se rehi–
cieron nuestras caballerías para decidir completamente la victoria.
• Fué entonces que nuestra infantería se lanzó á la bayoneta sobre el cen–
tro
y
ultimó
á
la infantería enemiga que resistió tenazmente.
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La sangre ha corrido de una manera lamentable, aunque en lucha leal y
como terrible necesidad de la defensa.
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Rehecha nuestra caballería y victoriosa nuestra infantería, se pronunció la
derrota en las
filas enemigas, teniendo que abandonar sus cañones
y
bagajes,
á
la vez que ir tirando sus armas y sus divisas para escapar
á
la tenaz per·
secucion que les hacían los nuestros.
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La dispersion ha sido completa.
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Muniz que cargó tres veces
á
nuestra
infantería, sufriendo una
inmensa
mortandad en sus heróicas filas,
salió del campo con su division deshecha
y
dispersa en todas direcciones.