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" Se dice que Angel Mu niz lleva tres lanzazos.
" Ayer le fueron entregados al Coronel Llaoes sus despachos.
" Al Comandante Vazquez le fueron entregados por un soldado las preci·
llas de un General arrancadas de un cadáver eocoutrado en el campo de batalla.
" Don Cárlos Susviela que mandaba parte de la artilleria de Apa1icio, fué
he.rido en la batalla del Sauce. E l Comandante don J acin to L lupez, tambien
fué herido gravemente; este Llupez es aquel que dijimos vez pasada tuvo un
fuerte altercado con don Agustio de Vedia, cuando el ejército enemigo sitiaba
esta ciudad, porque el primero preteudia ponerle el nombre de Oribe á su can–
ton y el último se opooia y se opuso decididamente.
'· Nuestro viejo amigo don P edro Carve ha perdido un hijo de tres que te ·
oia en sevicio en la batalla de anteayer.
" Parece que la escuadra toJa se dirigi rá al Uruguay.
" E l Coronel Ordoñez renunció ayer la cartera de Guerra.
'• El J efe del Detall del enemigo, Antonio Rodriguez (ex-Jefe del batalloo
4º de G. G. N . . y procurador) ha sido reconocido ayer entre los cadávere
á que se está dando sepultura en el campo de batalla.
" E ste ha sido ayer muy visitado por gente de la Capital. "
CARTA DE A CEVEDO
" Durazno, Diciembre 31 de 1870.
" Queridos padres :
" ¡Cuántas quejas y reconvenciones nos habrán dirigido Vds. por no ha–
berles escrito para sacarles de la ansiedad en que naturalmente hao debido
encontrarse ! Cuántos sucesos! cuántas fatigas y sinsabores! cuánta sangre y
cuánto horror!
" La batalla del Sauce no se describe en dos palabras ; el clásico heroismo
de esta patria infortunada, patentizado
á
mi vista, grabado indeleblemente
en ese archivo del tiempo que se llama memoria, me ha conmovido profun–
damente.
" E stoy escribiendo con entusiasmo ese sublime canto de las homéridas ;
estoy coleccionando todas las impresiones gratas ó dolorosas que mas de una
vez he recogido en ese tránsito súbito ·Y terrible de la Unioo al Durazno,
para hacer de su cómputo un cariñoso recuerdo del hijo pródigo que retoma
con el pensamiento, con los ojos del alma, al hogar de la familia querida.
" Oh! no olvidaré nunca esos campos funestos donde cayeron heróicos y
grandes un millar de orientales.
" No olvidaré los sitios donde mi vida pendió veinte veces de un hilo;
donde el desventurado Antonio Rodriguez murió como bueno, donde el ma·
logrado .Alejandro L eooble cayó espiraote, donde tanta juven tud sucumbió
brillante de orgullo como un cuadro veterano, proclamando los principios
eternos por los que siempre luchó generosa y abnegada ; no olvidaré ni aque–
llos cuadros despedazados cinco veces por la lanza de un caudillo valiente, ni