Table of Contents Table of Contents
Previous Page  243 / 840 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 243 / 840 Next Page
Page Background

-

197 -

A MIS A.MJGOS DEL

I

ORTE DEL

Rlo

N EGRO

• Ante el peligro de la salud pública, producida por

la

rebelion de nues–

tros jurados enemigos pollticos, no debe niogun colorado prescin dir de tomar

parte en la lucha, posponiendo cualquier motivo de

resentimiento personal

que pueda abrigar.

>

Los militares, sobre todo, pertenecemos en cuerpo

y

alma á la patria ,

cuyos destino

rige hoy el General Batlle.

1

Al formar en los ejércitos de la República, no rendi mos un serv1c10 per·

sonal á ese General, como no se rendia al General Rivera en el afio 43 cuan–

do el pais en masa se armó para resistir

á

Oribe; se sirve á la República, se

sirve al órden, se atiende á la defensa individual de cada colorado, contribu–

yendo á mostrar una vez mas al omi noso partido del Cerrito

y

de Quin–

teros, que es tan incapaz para gobernar por las armas como hábil ha sido

para escalar posiciones políticas por el servilismo

y

la intriga.

>

Permitidme que apoye el consejo que os doy con mi ejemplo.

>

Descendí de un honroso mando que se me babia confiado, porque asi lo

aconsejó mas el in terés de la causa que mi amor propio ofendido. Pero no ha

sido para mostrarme

indiferente

ni remiso en

contribuir

con mis débiles

fuerzas personales al santo propósito que dejo indicado. Olvidando que soy

General, pero teniendo muy presente que soy soldado, diariamente salgo á los

combates con fu ndido con los heróicos defensores de la Capi tal.

>

Los altos comandos son una carga que todos tenemos el deber de acep·

tar,

y

no un objeto de aspiracion.

>

El puesto mas honroso es el de simple soldado en el que todo se ofrece

en aras de la P atria, sin la mira de obtener otro galardon que la satisfaccion

inmensa del cumplimiento del deber.

>

R atificando los sinceros propósitos que manifesté á mis conciudadanos al

separarme del E jército del Norte

y

principalmente

á

los que fueron mis su·

bordinados, exhorto

á

todos por

la presente

á

que perseveren en el sagrado

deber de combatir con abnegacion

y

fé por el sosten del principio de libertad

encarnado en nuestro noble

y

viejo partido colorado .

>

L a suborclinacion es la primera condicion del soldado. Un ejército de bra·

vos perecerá si el lazo de la disciplina no

lo mantiene unido frente al ene–

migo comun.

>

Plugüiera al Cielo que las divisiones

in ternas producidas por los errores

de que nadie está exento, se diesen al olvido! Mas si así no fuese, reléguese

para otra ocasiun

el

demostrar el resentimiento,

y

sobre todo, persuádanse mis

amigos, que los que creen causa justificada para su abs tencion, se confunden

con la culpable indiferencia, cuando no con la cobardia.

>

R odear al Gobierno de la R epública,

combatir bajo sus banderas,

es el

deber de todos los buenos orientales

fieles

á

las gloriosas

tradiciones de la

Defensa de Montevideo, que siempre

contó en la campai'ia con denodados

guerreros, aun en medio de las numerosas huestes de R osas capitaneadas por

Oribe.