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caer en nuestro poder uno solo de sus hombres, sin el abuso que hicieron de
la nobleza y magnanimidad con que los tratam o s.
" Encerrada en su posicion, sin municiones (pues todos sus bagajes y per–
trechos, como sus caballadas, estaban ya en nuestro poder) sin alimentos, de–
sesperados de sed y iin poder salir de su posicion, se habian entregado á dis–
crecion, pues que ya no tenían medio de intentar ni un ataque desesperado.
" En esta situacion, el General Aparicio me envió de parlamento, ofre–
ciéndoles toda clase de garantias, seguridades y consideraciones; y exhortándo–
los á que en nombre de la patria comun se evitase el derramamiento inútil de
sangre oriental; asegurándoles que nosotros mirábamos hermanos en todos los
orientales y que solo peleábamos centra los atentados del Gobierno y por
establecer el imperio de la Constitucion y las L eyes.
" Encontré esa pobre gente en la situacion mas
dese~perante;
se considera–
ban completammente perdidos.
" Estaban
tan
necesitados de &ed, que todos tenían en la boca una bala de
fusil.
" Cumplí mi comision, y el General Caraballo recibió con agradecimiento
la proposicion y pidió una conferencia con
el
General Aparicio, rogándole que
viniese acompañado de sus principales jefes.
" La conferencia tuvo lugar á las 6 de la tarde , con
la
presencia de los
Generales Aparicio, Muniz y Benitez, acompañados del Sr. Federico Nin
Reyes.
" Se convm1eron provisionalmente las bases de la capitulacion, concediendo
generosamente todos Jos honores de la guerra á todos Jos jefes y oficiales del
ejército de Caraballo que quisieron salir del campo para usar de su libertad:
se permitió á instancias del General Caraballo, que fuera su fuerza á acampar
á la costa de la Cañada,
di~tante
como media legua, para que saciasen la sed,
y estuviesen con mas libertad.
" Se convino tambien que al siguiente dia por la mañana se reduciria á
escritura y se fumaria la capitulacion ya hecha, procediéndose al desarme de
la tropa y á su entrega.
" En la junta en que se convino la capitulacion, acompañaban al General
Caraballo, su hermano, Saldaña, Simon Martinez, Juan P. Castro y otros
jefes.
" En esta situacion llegó la noche, y nosotros retiramos nuestro campo
para dejar á Ja gente de Caraballo en mas cómoda libertad.
" Cuando era completamente noche, recibió parte el General Aparicio, que
Caraballo se ponía en marcha; creyó que era para campar en
la
cañada, y lo
dejó tranquilo creyendo en el cumplimiento de la palabra empeñada.
" Al dia siguiente notamos el abuso indigno que se hacia de nuestra buena
fé y el engaño con que se habia respondido á nuestra lealtad.
" Los perseguimos, y el Coronel Ferrer le <lió alcance á las
S
y
1
S
de la
tarde en lt>s montes de Soriano.