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que por varios chasques le mandó decir que lo esperase para
librar el combate en combinacion.
El parte pasado por el General Suarez sobre estas marchas
y
las noticias dadas por el vigia del Cerro complementan nues–
tro relato.
He aquí, pues, unas
y
otras:
Et Comandante Goneral de las fuerzas al Sud del R io Negro.
• Campamento en marcha, Paso de Casavalle Setiembre 15 de 1870.
E xcmo. Sr. Ministro de Guerra
y
11ifarina, Coronel D. Trifon Ordoñez.
Sei'lor Ministro ·
• Despues de haber mandado á V. E . con el capitan Guillot el parte ver!:ial
de la tenaz persecucion que hacíamos al enemigo, cumplo con el grato deber,
de comunicar detalladamente, todas las operaciones del ejército
á
mis órdenes
desde el dia di) ayer hasta el momento que escribo.
• Ayer como
á
las 3 de la tarde mis p'lrtidas esploradoras trajeron el parte
de que una columna enemiga, marchaba en direccion á nuestro campamento de
las Piedras, por la márgen izquierda del arroyo del Colorado.
• En el acto dicté las órdenes convenientes, para poner al ejército en órden
de pelea.
»
Una hora despues habia formado la línea
á
quince cuadras del pueblo, mien–
tras el enemigo practicaba igual operacion como á 25 cuadras de nuestra línea
de batalla.
»
Tendiendo fuertes guerrillas de caballeria, los hice escopetear, con el ob–
jeto de ver si nos traian el ataque, pero en vez de hacerlo así, desfilaron pur
nuestro frente en direccion al Cerro.
• Entonces enprendimos marcha en su persecucion, porque como ya babia
oscurecido, nos fné preciso hacer alto.
>
En la mañana de hoy nos disponiamos á marchar con tra el enemigo que
segun mis partidas esploradoras, se hall aba por
las inmediaciones de Melilla,
cuancio se
pres~ntó
su vanguardia, buscando la salida, en direccion á la barra
del Colorado.
• En el acto emprendimos una marcha rápida, tratando de salir al encuen–
tro al enemigo que venia por el camino.
• Una vez llegados á una distancia convenien te presentamos batalla, haciendo
avanzar nuestras caballerias y fun cionar nuestros cañones.
• El enemigo se puso en retirada, y volvimos á emprender la marcha sobre
él, ofreciéndole de nuevo un combate que solo pudo esquivar por la superio–
ridad de sus caballadas.
• El enemigo marchaba en trozos,
á
una rinconada en donde n0 podía es–
capar fácilmente con sus caballadas y bagajes y ordené una pequeña variacion
para estr.echarlo sobre el arroyo Colorado, y los cercos y
alambrados de las
chacras.