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LORD MACAULAY.
rémora en otros pueblos al común esfuerzo y eficaces
á
destruir el fruto de la industria, y que en tanto que
las naciones del continente, desde Moscou hasta Lis–
boa, eran teatro de guerras sangrientas y asoladoras.
no vieron en su patria los hijos de la Gran Bretaña
otros pendones enemigos que los conquistados por
ellos, y que mientras estallaban revoluciones violenti–
simas en todas partes, nunca fué derribado por la
violencia el Gobierno ing·lés; como que desde hace un
siglo no han ocurrido en Inglat erra 'trastornos tan
considerables que merezcan el nombre de insurrec–
ciones, ni ha sido nunca hollada la ley por la saña.
popular ni pcr la tiranía de los reyes, y se ha respe–
tado el crédito público, y permanecido pura·y exenta
de vicios la administración de la j usticia,
y
que aun
en aquell os días que pueden llamar con verdad acia–
g·os los Ingleses, gozaron de los beneficios de la liber–
tad civil y religiosa en tal medida, que habría parecido
por extremo generosa ciertamente
á
cualquiera oti·o
pueblo; estando, además, ciertos
y
segm os todos de
que los amparaba el Estado en la posesión tranquila
de las riquezas adquiridas por su diligencia
y
acumu.–
ladas en fuerza de sus privaciones; bienhechor in·–
fiujo de la paz y de la libertad que ha hecho florecer
la ciencia
y
aplicarla á las cosas prácticas en propor–
ciones verdaderamente pr.odigiosas; la co,nsecuencia
de todo esto ha sido haberse realizado en Ing'laterra
una transformación sin ej emplo en la historia del
mundo antiguo. Pues si por arte mágica fuese ·posible
ahora evocar á nuestros ojos la Gran Bretaña de 1685.
no r econoceríamos ni un paisaje, ni un edificio por
cada di z mil, ni el caball ero del campo sus propias
tierras, ni el morador de la ciudad su propia calle;
que todo se ha transformado, excepto los gTancles
rasgos ele la naturaleza y alg unas obras .duradera .