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- 8 -

ción tan bizarra

~la

región del cielo que corresponde al Orión y ante todo

al cinto

y sus alrededores"', y que le arrancaron esta frase : "se ve cuan dificil es inter

-

pretar

und

designo.ción que brotaba de

una

menta.lid ad distinta a la nuestra" (el subra-

ya do es mio).

Que extraño pues que con esta clase de datos salidos del Perú, no s e

empeñe el Dr. Lehmann Nitsche, o cualq u1er otro sabio, en hablar de la necesidad de

tenerse presente principios de psicología primitiva, con mas franqueza, psicología

1n -

ferior de

pueb~os b~rbaros

1

p ~ra

la explicación de los he chos en lo tocante a la rel i -

gión y ritos de la primitiva civil 1 zación peruana, con el fin de de primir lo grandio s o

d e dicha civi lización d e los incas bajo su aspecto religioso. (Tl!.RMI NA AO. UI LETRA SMALL

PICA)

(OT RA VEZ LETRA PICA) Mas su terror es incontenible y

1

a medida que

se prolonga su fati gante/espera y bebe más alcohol y masca mas coca, su espíritu se

perturba

y

sobreco j'e , cada vez mas, de modo otroz.

El

pa voroso

aullido de los perros comienza otra vez

y

principia a

oirse la música lejana de los ayarachis (comparsa de bailarines de vestimenta especl& 1

y

música muy

tris~e

de enormes zampoñas. Etimologicanznte ayarachi, buscado por mi por

larg o tiempo

1

significa- según

Be~:tonio-

zampoña).

Un calofrío

infe rnal,

como eléctrico baño-, le invade. Masca mas

coca

y

bebe mas alcohol; pero su espanto crece progresivamente,& grado

y

medida de la mús i c a

que se acerca.

La

lar~a

comparse está ya muy próxima. Su música lúgubre llena el

espacio. Por fin, en violenta irrupción, entran al patio (cancha) y en raudos giros

de apiñamiento arremolinado de diabólicos fantasmas, los labi os batientes s obre los

tubos de las antaras (zampoñas)

1

soplacl·as a impulso de rotundos carrillos, las ma-

nos ágiles

golpe~ndo

febriles los grandes bombos (curaj wankar) y como arrastrados por

fuerza violenta de viento furioso

1

se dan a un baile impetuosamente desenfrenado.

Pero el jefe dejla comitiva musical, se pone de pié delante de la

puerta de la c hujlla (cabaña) y con voz solemne y s e$ra se dirije al muert o y le dice Y

-Difunto ayarachi

1

va mos. C!ñete el bombo

y

coge tu

ant~ra.

El cad aver del ayarachi, como movido por un resorte,se incorpora t ór-

p i damente ante la inti maéión

d e su jefe. Estan sus ojos espanto s amente fi j os, la

nariz afilada y el rostro horriblemente c!l:rdeno y mac ile.nto.

Súbitamente, como un rayo, el gato del muerto que -desapercibido• e s -

tuvo oculto junto al fogó ,

1

al

interior~e

la choza, saltó a la puerta con t r emendos bu -

filos

y,

con mueca de angustia y de rabia, abriendo

desmesuradame~te

el expléndido cri• tol