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las pocas noticias de la República y
extranjero se comentaba durante todo
un mes. Así, pues, la llegada de cada u–
no de los correos de Lima, que hacían
el viaje por tierra, era un verdadero a–
contecimiento.
la gente se acostaba a las ocho de la
noche y al alba ya estaba de pié todo el
mundd, como suele decirse.
las ocupaciones principales eran la
agricultura y la ganadería. El comercio,
muy escaso, estaba en manos de tres o
cuatro bachiches y chapetones.
Entre el cuidado de las chacras, las mi–
sas, rezos, y algunas visitillas a las fami–
lias amigas trasc;urrían las doce horas del
día·. No puede darse vida más tranquila
y morigerada.
Por las noches, uno que otro faPo'i!!o
o candil mo rt ecino alumbraba débil–
mente ciertas calles de la ciudad. Así es
que en cuanto oscurecía, muy osa d os