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cata.nede su
pre.sencia.
T
ranquilamentt. h21d a
su
malla. a un extremo del aposento, miemras en el
opuesto.
~1
caballero galán, apohronado, fumaba
ciga.rro• blancos
d~
buen ta.baco de
Ja~n.
As( la cesas, cterta noche.
y
a 13. hora en que
Mercedes acostumbraba cerrar la puerta de ca.!le
del tenducho, la viejita de marras fué a cc-mprar
un paquete de azul ultramar.
Después del saludo consigutente hizola entrar
Mercedes
y
le despachó elarticulo .!!ol•citado. ,.
El gaucho continuaba.
irnputurbo.b.le-.
en su si ..
tio de costumbre,
y
cuando entró
la
vit-ja, el
ind1·
viduo 'aquel no sólo no .la miró
ct:~mo
la. primera
vez, sino que levantando la mano der.-cha. rápi·
damente .
s~
erfcasquetó el sombrero que llevaba•
como queriendo ocultar el rostro.
La. vteja, curiosa como
bu~na
hija de Eva, miro
y
remiro insistentemente al desconocido.
~ada
pu
do sa.car en cluo.
Pagó su
cu~nla
y
despidiósr.
En
pos de ella fué Mercedes hasta
la
puerta
y
apenas
traspuso
la anciana el din1el, Mercedes
cerró
y
ca–
si
insta.nu\nea.mente, ·partió del interior del tenducho
un
grito
ternble,
desesperado, y «:1 ruido que
ha~