"Y mandaba (la ley del Inka) que dos
n
iret
ve~es
al mes comiesen juntos los vecinos de
cada pueblo delante de sus curacas,
y
u
ejercitasen en juegos milita·res, o popularet
para que se reconciliasen los ánimos
y
guar–
dasen perpetua paz;
y
para que los ganade_
ros
y
otros trabajadores del campo se alen–
tasen,
y
regociiasen".
(Garcilaso de la
l'
ega,
Comentarios Reales,
Parte 1, Libro V , Capítulo
l-1).
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