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'LOS CRONISTAS DEL PERU
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histórica y eélesiá!>tica; en ambas hay
precio~os
datos , sobte nuestro pasado
peruano, que él am6 como si fuera de su patria, recorriendo en gran parte
rluestro territorio, investigando y evangelizando.
Esta obra, de tanto interés para el Perú y de'defensa para el indio, hasta
el extremo que por ello
Gil
Gonzáles báviÍa., en su
Te~tro
Eclesiástico, cree
a su autor peruano, fué impresa del manuscrito original, que se halla en la
Universidad de Zaragoza, por Carlos A. Romero, en la Revista Histórica del
Perú, por los años de
1907
y
1908.
En
1909,
~l ' peruanista
don Manuel Ss–
rrano y Sanz, le reedita, en el tomo
X.V
de la Nueva Biblioteca de Autores
Españoles.
·
50.-Antonio Vásquez de Espinoza.- Algo
sabemos de este erudito e in- ·
vestigador fraile español que ha aportado a nuestra histbriá aii\ericana, así
como a su antropología
y
etn9logía, datos interesantes y preci.soso y que ha
s~do
r.mblicaqo por primera vez vertido al inglés en vez de dársela a conocer
en su lenguaje original el español, por la atinada pluma de Charles Upson
Clark, auspiciada por la Smithsoniah Institution de Washington, en Septiem–
bre de
1942,
con el título de
"Compendium.and Description fo the West Indies''.
El traductor Upson Clark, en el prólogo de su obra se reduce a trans–
cribir los pequeños datos biográficos que de Vásquez Espinoza nos da la ,.En–
ciclopedia Universal Ilustrada Europeo-americana"
0929,
vol.
67,
pág. 377).
Nació, nos dice, este carmelita en Jérez de la Frontera a mediadós del siglo
XVI
y
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murió en' la ciudad_ de Sevilla, en
1630.
Ingresó .a la Orden del Car–
melo en su mocedatl llegando a distinguirse como un buen teólogo y posi–
blemente fué profesor de su Orden y desempeñó su sagrado_cargo con gran
~ciert~
en su tierra natal de
J~~ez
de la Frontera. Poseído
dé
ardlente celo
misional viene
a
Américá y viaja por las regiones del Nuevo Mundo desde
Méjico hasta los límUes del Virrein9-to del 'PerÚ¡ parece haber estado
tamb~éh,
porque las describe muy bien, en las An.tillas,. y en ninguna parte está ocio–
so, toma datos e investiga costumbres, ritos, ceremonias, usos, etc., anota y ,
observa las rutas, ciudades y pueblos, con relación minuciosa, exacta
¡}
casi
impecable, de sus monumentos,
~alles,
templos, instituciones, gobierno, po–
licía, etc. Nos da la posición geográfica de los lugares, su' fauna, flora, oro–
grafía, y tantos otros detalles que vacilamos entre si considerarlo más como
geógrafo o historiador, además que aporta fondos valiosqs a la antropologÍa
y la lingüística americana, como ya la anotó Paul Rivet. De todos estos tra- ·
bajos se compone su obra, que nos i:qclinamos a creer que, para ser tan exac:
to y in,iÍlucioso debió quizás o¡::l.lpar un cargo .oficial y rentado.
Después de componer su valiosa obra, Fr, Antonio Vásquez retoma a Es–
paña, en
1622,
donde es nombrado Censor del Santo 'üficiQ, y reside en Má-
laga, Madrid, y finalmente eñ Seviila, donde murió.
·
Escribió varias obras, entre las cuales se cita el "Confesionario general,
luz y guÍa del cielo y método para poder confesarse", "Viaje y Nav,egación
del año de
1622,
que hizo la flota de Nueva España y
Honduras'~,
publicada
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