JOSE
l\:1EJIA.
VALEAA
t
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principa1l en
el
cómputo del parentesco por la línea dd .padre.
J~sta
catégoría ,de preeminencia sobre las demás mujeres es–
l'orad1cas, junto con la fqnción permamente de su matrimo–
:nio; fué creando la
necesid~d
de tener, para la función del
1>arentesco, una mujer principal ·que corriera· con la compa–
ración consanguínea. Por otra
par.te, ya no era necesario
que la herencia fuera despojada a los hijos popios del hom–
bre porque ya reconocían a la misma Huaca
y
por.que, ade-
1nás la hermana del hombre 'también salía de su
ay~lo
de ori–
gen
y
sus hijos, de ser herederos, desplazarían grandes ri–
.quezas del Ayllu de la madre al del padre, es decir, «Iue· me–
diante los matrimonios se habría podido desP!lazar la propie–
dad, cambiando totalmente la economía de los
Ay~1us.
Esto
determinó que se organizara una nueva modaiidad para evi–
tar el despojo sistemático por vías lega[es que, no obstante
su carácter íntimamente económico,
afe~tó
profun4amente a
Jas formas del matrimonio.
·
Pero no es solamente esto. Para mantener la paz en
el
hogar, ahora masculino, era necesario un ordenamiento que
fuera reconocido por todas las-mujeres y que sirviera de pau–
ta para el cómputo de los · hijos \llamados a la herencia. · Es
~sí
como se organiza este nuevo hogar de características es–
peciales
y
derivadas de la tendencia p_olígama
d~l
hombre.
Por otra ·parte no debe olvidarse que la mujer., a raíz del
:cnatrimonio por captura y luego por el de compra, se convir–
tió en una ·fuerza económica poderosa sobre todo en el tra–
bajo de los campos, fuerza que incidió en la poligamia innata
para ayudar el robustecimiento de la costumbre de acumular
1nujeres. (27). Esto no fué sino una consecuencia directa del
(27) Cobo.-T.
49,
Lib.
XIV,
Cap.
VII.
p.
179:
"y
no sólo
servían en los oficios caseros., sino también en el campo, en
las labranzas, sementeras
y
beneficios de sus chácaras o he-
'
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