138 ORGANIZACION DE· LA
SOCIEDAD
EN EL PFJ\U
PRECOLOMB.INO
no perdía la protección de su Ma!qui, continuaba ha.jo su
ad–
vócación y sus hijos seguían idéntica suerte. En carµbio,
1nerced a la reciente h:movación, la
muj~r
perdió por com–
pleto la relación con sus antepasados gentiHcios y ya no po–
día regresar al seno de su Ayllu
por:
el estado de reclusión a
}que íué sometida, resultando una situación totalmente ines–
perada para la prole que, ante tan grave irregularidad, adop–
tó
el
Malqui del padre, así como ya había adoptado su filia-·
ción. El desplazamiento de la mujer de un
A~lu
a otro tu–
vo su origen en este rapto sexual
y
engendró las consecuen-
cias anotadas. (24).
.
Esta costumbre de rapto se generalizó, y las restriccio–
nes sexuales para la mujer fueron aumentando desde que el
varón
I~
tomaba solamente para sí, reservándose el derecho
de disfrutar de cuantas quisiese. Estas limitaciones tuvie–
ron que influir, poderosamente, en el ánimo de los demás
hombres que se veían privados, por este motivo, de tener
tratos con mujeres que, desde ese -momento, pertenecían ex–
c1usivamente a uno sólo. Las apropiaciones, es lógico, se
ctpresuraron, ya no solamente de los Ayllus enemigos, sino
también se practicó el rapto de las agrupaciones amigas. Pe–
:ro he aquí que una práctica desprendida de
1a
comunidad de
Pacarina
y ·
Huaca iba a ·desviar, nuevamente, el desarrollo
del matrimonio.
El rapto de una mujer a un Ayllu amigo creaba u.na si–
tuación de tirantez bélieá porque era un acto cometido den–
tro
1
del marg-en de un estado de guerra. única causa por la
que se acostumbró el plagiq. Una ofensa de esta natu_raleza
'(24) Castro
y
Ortega
Morejón.-Relación del Valle
de Chincha,
etc. Oh . cit. ,
p . 14 1
:
••así muerto
el
marido,
siemp.reesta
quedaba en la parcialid'ad del marido
y
no volvía a su aiUQ...••