Composición del Inkario
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tructura depende del
no contener duplicaciones y presentar
una única vez la materia histórica y onomástica del relato jun-
.
.
damental.
En tercer lugar, y con la rigurosa prudencia que se impone
al interpretar cosas tan obscuras y lejanas, concebimos que
la causa de la reduplicación perpetrada en el Cuzco consiste
eh la necesidad en que se vieron los compiladores de genea–
logías y cantores de gestas, de construir una guirnalda de
nombres y elementos épicos, destinada a circular entre los
ayllu-kuna de Urin-Qosqo, que no desmereciera al ser com–
parada con la lista de Hanan-Qosqo. Ya sabemos que es esta
distinción una muy obscura materia para el arqueólogo y
el historiador puro, ya que sólo la etnología puede dar el valor
exacto de lo que fueron la
saya
del Norte y Oeste y la
saya
del Sud y Este, en la ciudad del Cuzco. Los legos toman muy
en serio la calificación de ciudad-baja o ciudad-alta, trasla–
dándola groseramente al concepto altimétrico, mientras esta
vieja distinción, que en origen contuvo el binomio masculino-
las dinastías de la historia antigua o de la moderna, que repiten los nom–
bres de Seti y Ramsés, respectivamente Jorge, Carlos y Luis, como ca–
racterísticas de la sucesión familiar. Pero en nuestro caso no se trata ya
de la repetición de Luises en la dinastía de los Capetos, o de Carlos en
la de Absburgo, etc., sino de un entero grupo de nombres, entre sí hete–
rogéneos, que es tomado en su conjunto varias veces, con ligeras modi–
ficaciones, y esto es cosa muy distinta. Encontramos la primera serie
de
Qoya-kuna
en la narración de los Ayares; la segunda en el grupo de
Urin-Qosqo y la tercera en el grupo de Hanan-Qosqo, siguiendo el orden
y sucesión del relato. En cuanto al orden de la invención onomástica, no
juzgamos reconstruirlo por medio de conjeturas, aunque es lícito admitir
que no coincide de modo alguno con la secuencia cronológica de las 3 series
según el desarrollo de la narración tradicional. Tal precedencia, aunque
importantísima, no puede ser tratada en esta obra, y nos conformamos
con haber comprobado, también por medio .de la enumeración de las
mujeres reales, la existencia de un canon de 4 a 5 nombres, que se repite
un cierto número de veces para formar la lista completa del Inkario CQn–
vencional.