Conclusiones
No es el período incaico del Perú el único ejemplo de un
particular tipo de épocas -
no muy remotas con relación
al invento de las registraciones escritas- las cuales, por haber
desarrollado notable actividad en la civilización material y
la política, gozan de singular fama y encienden la curiosidad
de los hombres, provocada en especial medida por el hecho
que nos legaron una masa ingente de nombres propios, datos,
descripciones y aventuras (todas ellas, sin embargo, truncas
y entreveradas) semejante a una maraña inextricable.
Conócense, en realidad, varios de esos típicos ejemplares
en la historia del Mundo, y todos coinciden, por añadidura,
en la condición que, contrariamente a lo que harían esperar
tan confusas fuentes informativas, cada uno de esos caracterís–
ticos períodos ha terminado por verse encerrado en el marco
de una narración compacta y más o menos coherente, arre–
glada y atildada con todas las artes y los oropeles de la re–
lación histórica. Tales relatos son materia de enseñanza en
las escuelas y además tienen la facultad de despertar en los
corazones un eco de deleitoso orgullo; ambas características
han tenido el efecto de limar las asperezas y colmar las la–
gunas mediante la virtud persuasiva del sentimiento, lo que
ha permitido, a su vez, que fuese asegurada su duración y
prestigio en la continuidad de los siglos.
Toda vez que la crítica ha hundido los dientes en esas
composturas -
por un imperativo del intelecto que cons–
tituye la fuerza más poderosa de nuestros tiempos -
todos
esos bellísimos edificios se han mostrado sumamente vulne–
rables, porque sus elementos constitutivos estaban ensam–
blados .con sobrada ingenuidad.