diese hijos, y los inviase buenos temporales. Y luego
se levantó en pié Ayar Uchu y mostró unas alas grandes
y dijo quél había de ser el que quedase allí en el cerro
de Wanakauri por ídolo, para hablar con el sol su padre.
Y luego subieron el cerro arriba, y siendo ya en
el
sitio
do había de quedar hecho ídolo, dió un vuelo hácia
el cielo el Ayar Uchu, tan alto, que no lo devisaron; y
tornóse allí, y díjole a Ayar Manku, que de allí se nom–
brase Manku Qhapaq, porque él venía de donde
el
sol
estaba, y que ansí lo mandaba
el
sol que se nombrase;
y que se descendiese de allí y se fuese al pueblo que
habian visto y que le seria fecha buena compañía por
los moradores del pueblo; y que poblase allí; y que
su mujer Qora, que se la daba para que le sirviese,
y
quél llevase consigo á su compañero Ayar Auqa.
Y acabado de decir esto por el ídolo Ayar Uchu, tor–
nóse piedra ansí como estaba, con sus alas, y luego se
descendió Mango Qhapaq y Ayar Auqa a su ranchería;
y descendidos que fueron, vinieron donde
el
ídolo esta–
ba muchos indios de un pueblo de allí cercano, y como
vieron el
ídolo
hecho piedra, que 'le habian visto cuando
el vuelo dió en lo alto, tiráronle una piedra y desta pie–
dra le quebraron al ídolo una ala; de donde, corno ya
le hubiesen quebrado una ala, no pudo volar ya más; y
como le viesen hecho piedra, no le hicieron más enojo.
Y volviéndose estos: indios que esto hicieron ansí
á
su
pueblo, Manku Qhapaq y su compañero Ayar Auqa
salieron de sus rancherías, llevando consigo sus cuatro
mujeres ya nombradas, y caminaron para el pueblo de
el
Cosco, donde estaba Alqawisa. Y ántes que llegasen
al pueblo, dos tiros de arc;abuz, estaba poblado un pue-
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