plo pequeño, en el cual pueblo había coca y ají; y la
mujer de Ayar Uchu, el que se perdió en la cueva,
llamada Mama Waku, dió á un indio de los deste pue–
blo de coca un golpe con unos ayllos y matóle y abrióle
de pronto y sacóle los bofes y el corazón, y á vista
de los demás del pueblo, hinchó los bofes soplándolos;
y vist o por los indios del pueblo aquel caso, tuvieron
gran temor, é con el miedo que habían tomado, luego
en aquella hora se fueron huyendo al valle que llaman
el día de hoy Walla, de donde han procedido los indios
que el dia de hoy benefician la coca de Walla. Y esto
hecho, pasaron adelante Manku Qhapaq y su gente, y
hablaron con Alqawisa, dicjéndole que el sol los inviaba
á que poblasen con él allí en aquel pueblo del Cosco;
y el Alqawisa, como le viese tan bien aderezado á él
y á su compañía, y las alabardas de oro que en las
manos traían, y el demás servicio .de oro, entendió que
era ansí y que eran hij os del sol, y díjoles que poblasen
donde mejor les paresciese. Y el Manku Qhapaq agra–
descióselo, y paresciéndole bien el sitio y asiento do
agora es en esta ciudad del Cusco la casa y convento de
Santo Domingo, que ántes solía ser la Casa del Sol,
como adelant e la historia lo dirá, hizo allí el Manku
Qhapaq y su compañero, y con el ayuda de las cuatro
mujeres, una casa, sin consentir que gente Alqawisa les
ayudase, aunque los querían ayudar; en la cual casa
se metieron ellos dos y sus cuatro mujeres. Y esto hecho,
dende á cierto tiempo el Manku Qhapaq y su compañero
con sus cuatro mujeres, sembraron unas tierras de maiz,
la cual semilla de maíz dicen haber sacado ellos de la
cueva, a la cual cueva nombró este Señor Manku
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